martes, 8 de enero de 2008

SI TODO OCURRE EN NUESTRA MENTE, ¿EN QUÉ PODEMOS CREER?

Del representacionalismo al escepticismo


Una secuencia de una película que ya es mítica para aficionados a la filosofía:

http://www.youtube.com/watch?v=8s_H55kOb8I

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola a todos,
Hablemos un poco de esto. Tengo que decir que no he podido oir completamente la escena de Matrix en cuestión por razones
técnicas pero como si he podido verla y ya he visto alguna que otra vez la película creo que es la escena en la que
Morfeo le explica a Neo la verdad de Matrix y el mundo en el que vivía. De todos modos me limitaré a contestar la pregunta
del blog.
SI TODO OCURRE EN NUESTRA MENTE, ¿EN QUÉ PODEMOS CREER? Mi contestación es una perogrullada pero yo digo que
si todo ocurre en la mente podremos creer en la mente, en nuestra propia mente, no en la de los demás, posiblemente todos ustedes, todo lo que nos rodea sea una fantasía, una creación de una supermáquina, un sueño, un recuerdo, lo que sea. Quizás
ninguno de ustedes existan en realidad pero lo que es seguro es que yo tengo algo que os percibe (en el caso que si
poseais una existencia propia aparte de la mía) o crea (en el caso de que seaís producto de mi mente)
y ese algo es mi mente. Por eso yo voto, defiendo en este escepticismo, creer en nosotros mismos frente a todo
lo demás. ¡Devolvamonos la divinidad que nos robó la historia!

Bueno, espero que alguien conteste y que me saqueis de este solipsismo del que no puedo salir.

Anónimo dijo...

Antes de nada, feliz año nuevo a todos!!!. Tras esta gran ausencia (al menos larga para mi) regreso con muchas ganas y espero que con más fuerzas que en el 2007. Y por otra parte, genial que sea con un tema tan interesante como lo que se plantea en este video…

No tengo una opinión muy documentada sobre la relación que se puede establecer entre representacionalismo y escepticismo; pero de lo poco que conozco, deduzco que la primera conlleva a la segunda dependiendo de la persona. Y digo dependiendo, porque aunque creo que es fácil que el representacionalismo de lugar al escepticismo, como posición pesimista de no llegar a la convicción de la existencia real de nuestro mundo, no comparto sin embargo esta posición. Y con, esto introduzco lo que creo que viene a ser el mensaje del extracto de la película.
Lo que yo considero como idea directriz es ¿Podemos confiar en la realidad? ¿Qué es la realidad? Son dos preguntas tan relevantes en la historia del ser humano como repetidas las veces que se ha teorizado sobre ellas; junto a otras tales como la existencia de Dios o la causa real de que estemos en este mundo.
Corriendo el riesgo de ser tremendamente simplista y pragmática diré que estas preguntas me parecen tan importantes en la biografía de una persona (ya que todos hemos de cuestionárnoslas en algún momento de nuestra vida, por la condición inherente de nuestra razón) como absurdas. Absurdas no en el sentido en el que la palabra en sí se define (es decir, como irracional), sino con el matiz de ser nimiedades.
Suponiendo utópicamente que llegásemos a la refutación de cualquier hipótesis formulada en torno a la realidad y estuviésemos en lo cierto, ¿habría alguna forma de confirmarlo? Por ejemplo, si efectivamente podemos confiar en la realidad que percibimos y apercibimos (como decía Leibniz), de qué manera podríamos decirnos a nosotros mismos que efectivamente estamos en lo cierto. Si nuestros sentidos y la razón pueden engañarnos, sólo podríamos confiar en alguien imparcial y poseedor de toda la sabiduría, ya que por nuestros propios medios carecemos de las “herramientas” o al menos no sabemos si son las adecuadas, pero ¿quién nos confirma que por ejemplo la razón sirva para estudiar la realidad y no sea un engañoso sentido más?).
Creamos que pudiésemos confiar en ellas y pareciese que funcionan, de nuevo ¿quién nos corrobora que estamos siguiendo el buen camino, que las estamos utilizando bien o que nuestras conclusiones son idóneas? ¿Nosotros mismos que ni tan siquiera con la objetividad de la ciencia podemos saber con certeza si es la mejor manera de entender el mundo (una buena herramienta)?
El problema es ¿por qué nos planteamos aquello que de ante mano sabemos que no podemos responder?
Partimos de una duda mucho mayor nada más nacer que nos da la inseguridad que tendremos durante toda nuestra vida y la que nos impedirá responder preguntas existenciales tales como ésta. Me refiero a la cuestión que se presenta en el momento que tomamos conciencia de nuestra existencia y nos vemos dentro de este mundo sin explicación alguna o instrucciones, e ignorantes de si procedemos de la nada o por el contrario éramos ya algo antes de vernos como vivos. Por tanto, si el único que podría responder esa cuestión sería un posible creador del universo, ¿cómo esperamos encontrar respuestas que de ante mano están en la incógnita de nuestra naturaleza? Para mi, plantearse la cuestión de si la realidad es real o no, es como plantearse si existe Dios, la reencarnación o algo tras la muerte... Son cosas que uno ha de plantearse en algún momento, pero no intentar con demasiado ahínco resolver dichas cuestiones. Creo que es mejor la posición del agnosticismo y partir de la base de que “tal vez exista, o no, la realidad” pero lo importante es ir más allá, es aceptar eso e intentar cambiarla hacia algo más perfecto. En caso de que realmente exista habremos llegado a algo mejor (o por lo menos lo habremos intentado) y si no, pues no habremos perdido el tiempo más de lo que lo habríamos hecho planteándonos todo lo anteriormente mencionado. Y es que confiemos o no en la realidad, estamos atados a lo que sea que nos hace creernos vivos. Y si lo único que tenemos es algo que parece que podemos modificar (lo que llamamos realidad), entonces el camino de nuestras cuestiones debería seguir ese sendero. .
Creo que el escepticismo es un camino peligroso. Pues poner en duda todo, supone no afirmarse en nada, y personalmente (y repitiendo un poco lo anterior), considero que lo importante es no cruzarse de brazos en los planteamientos e intentar partir de algunas ideas dándolas como ciertas, aunque no estemos del todo seguros; así como las matemáticas las damos como muy posibles, por el simple hecho de que nos parecen útiles.


(Raquel Izquierdo)

Anónimo dijo...

Rocío Alamillos Álvarez


Interesantes comentarios los publicados hasta el momento. Sergio menciona que el representacionalismo desemboca en un infranqueable solipsismo del que parece que no podemos escapar. Quizás el hecho de que nuestras percepciones se reduzcan al plano mental y que no exista una mínima certeza absoluta y objetiva de la realidad exterior, sino que todo sea el producto subjetivo de nuestra mente, sea un posicionamiento tan válido como radical. ¿ Es la realidad la que se encuentra ahí fuera y nosotros la percibimos de un modo sesgado creando nuestra propia realidad mental? o ¿ la realidad ni tan siquiera se encuentra fuera sino que es producto puro de nuestros contenidos mentales? ambas perspectivas, una más que otra, en concreto me refiero a la de Leibniz, dejan mucho que desear respecto al factor más importante que interactúa en esta cuestión, ya que Leibniz pretendía acabar con la tendencia materialista mecanicista de la realidad en la que la ciencia moderna estaba derivando, otorgándole al Ser Humano mayor sentido y sin embargo, si atendemos a su programa filosófico nos damos cuenta que el producto final de sus consideraciones, no sólo derivan en un solipsismo fatalista por el que Sergio nos muestra su preocupación, sino que además habla de la imposibilidad de interacción entre los diferentes individuos, ya que sus mónadas no pueden ser influídas por ningún elemento externo, y todas sus percepciones de la realidad se reducen a un producto mental. Habida cuenta de todo lo anterior, ¿Leibniz nos presenta acaso una opción mejor que el materialismo mecanicista? ¿ acaso su propuesta rinde culto a la interacción humana? su solipsismo acaba traicionándole y su intencionalidad de dotar de mayor sentido a la realidad humana cae en saco roto. Por otra parte, no comparto con Raquel la idea de que el escepticismo sea un camino peligroso, más bien aplicaría el calificativo de camino necesario para concluir cualquier reflexión ya que el escepticismo no tiene que plantearse como una forma de vida permanente sino como una etapa transitoria para poder observar el objeto de estudio con cierta perspectiva. No podemos partir de supuestos indudables, porque no existen supuestos absolutos relacionados directamente con la realidad. Aquí entra enjuego el relativismo. Cada época presenta sus axiomas indubitables y en función de ellos construye su ciencia, su filosofía etc. Personalmente considero necesario el escepticismo para el progreso del ser humano, aunque también he de afirmar que la vida a efectos prácticos es imposible basada en un escepticismo absoluto, es decir, aplicado a todos los ámbitos de la vida del hombre. Conclusión, no hay que renegar del escepticismo, sólo hay que aplicarlo como etapa transitoria a lo que consideremos apropiado. Sino fijémonos en F. Sánchez, Leibniz o Hume que lo aplican cada uno en un campo diferente dando lugar a conclusiones distintas, con las que yo o cualquiera de vosotros puede de un modo ecléptico configurar su propia versión de la cuestión.

Anónimo dijo...

Escepticismo temporal, quizás en tiempos pasados era necesario para el cambio. En la actualidad,
en la época post-moderna el escepticismo es un dogma. Es posible que ahora estemos viviendo una época de cambios de pensamiento global y estemos en ese periódo de cambio que nos hará llegar a un mundo mejor (ideológicamente hablando). Quizás se esté fraguando una revolución de los desheredados del mundo y nosotros estemos vueltos de espaldas a ella y por eso, yo, no me de cuenta(ojalá, ¡¡que pronto giraría mi cuerpo para unirme a ellos!!). Por eso digo, que el escepticismo en el que nos movemos es el final de una civilización que agoniza desde que entró en el siglo XX. Nietzsche puede ser un vidente o un loco pero de momento no estaba desencaminado. Estamos en la historia del fin de la historia. Todos los filósofos del último siglo desembocan allí, en la soledad del hombre frente al mundo. ¿Que hacer con la metafísica destruida? Primero, aceptarla, segundo, tomar una actitud consecuente y aceptar lo que somos. Albert Camus cree que hay tres tipos de reacciones frente al absurdo del
mundo, frente al vacío eterno que dejó Dios con su caída. La primera, la más común, la que toma la mayoría, el salto metafísico, relegarse a la mentira de un cadáver que ya apesta. La segunda, la más radical, el suicidio. La vida no merece ser vivida por que carece de sentido. Y la última, la rebelión. Vivir lo más posible, exprimir cada momento aceptando el inévitable absurdo del mundo hasta que desaparezcamos con él.
Lo que pretendo decir, es que en la actualidad los temas metafísicos están trillados, obsoletos, se ha hablado demasiado de ello, se han estudiado, meditado, creado sistemas en apariencia perfectos, se han desmontado tales sistemas, todo está dicho y hecho. Ahora sólo nos queda en tomar una actitud digna frente al hueco de la metafísica. Hay que agarrarse a algo para seguir adelante, aunque no tenga sentido. Todo está ya inventado, como decía Borges todas los cuentos e historias ya están escritas, inventar es sólo mezclar lo inventado, sacar la cabeza del agujero para respirar es cada vez más dificil. Aún así no hay que perder el propio rumbo, y aunque ya esté todo hecho, hacer las cosas por y para uno mismo por que es lo único que podemos hacer. Vivir para nosotros.
Bueno, después de esta sarta de filosofía barata de bar me despido deseando que todos aprobeis (incluido yo, por supuesto) y que
nos tomemos la vida con más filosofía, aunque ya esté manida y desgastada.
Saludos

Anónimo dijo...

Rafael, siento dirigirme a ti de este modo...pero no quisiera que perdieras tu tiempo esperandome en la tutoria de hoy. Por motivos personales, siento no poder asistir como te dije el último dia de clase. Me gustaria saber cual seria el próximo posible dia. Gracias y un saludo. Inés Salinas del Rey

Anónimo dijo...

Rocío Alamillos Álvarez


Siempre nos queda la cuarta posibilidad para afrontar la realidad y al hueco metafísico que que como bien dices estamos condenados.Nuestro destierro puede ser sufrido también llevando una vida estética, como nos propuso ya en su momento Nietzsche, Shopenhauer o nos han propuesto otros investigadores más recientes como O. Fullat. Siempre nos quedará aceptar las pérdidas y tomarlas como impulso para introducirnos en una nueva búsqueda donde la vida individual toma valor, porque no creo que exista un mundo mejor después de 2 guerras mundiales , el exterminio nazi, la guerra de Kosovo, los Balcanes, las Torres Gemelas, 11-M .......
Pero como no tenemos otro y como diría Fullat, ahora le toca a cada quien abrirse camino de la mejor forma posible. Y que Dios nos proteja, si hay Dios. De no haberlo el abismo es muy ancho y acogedor. Siempre nos quedará el esteticismo para vivir con talante.

Lour dijo...

SI TODO OCURRE EN NUESTRA MENTE, ¿EN QUÉ PODEMOS CREER? Quizás no nos quede creer en nada, porque nunca lograremos estar seguros al cien por cien de que nuestra mente no nos está engañando. Quizás todos seamos una “Sofía” más para un Gaarden que aún desconocemos. Así, como habéis concluido algunos, no nos queda nada más que un escepticismo o un claro conformismo para poder seguir adelante. Sin embargo, no estoy totalmente de acuerdo. Si optamos por el camino escéptico, corremos el riesgo de caer en un escepticismo radical que desemboque en un solipsismo del que no podamos salir, creándonos una crisis existencial. Por ello, el escéptico ha de ser un camino de paso, como una especie de nihilismo en el que no es bueno quedarse.
Por otro lado, no creo que debamos conformarnos con el mundo que tenemos. Si bien es cierto que con un conformismo la vida se nos presenta más fácil, no lo es tanto para nosotros, futuros humanistas, que no debemos permitir el conformismo en el que la masa se encuentra inmersa. Si ni tan siquiera nosotros nos mostramos inconformes con el conformismo gregario, ¿quién lo hará? ¿quizás las futuras generaciones que no saben que Francia es un país o los que no saben leer? Mucho me temo que el vacío de la metafísica, el vacío que Dios nos ha dejado, debe rellenarse con algo más sustancial.

Lastra dijo...

Creo que es exagerado decir que todo ocurre en nuestra mente. Es cierto que, quizá, necesitemos tener una representación del mundo que sea coherente y unificada, pues su carencia nos produce ansiedad y esquizofrenia. Pero nosotros somos Naturaleza, estamos formados por los mismos materiales que ella y no podemos ser extraños a la misma.
El hecho de tener una representación del mundo, producida por nuestras percepciones y manipulaciones, nos permite saber que nuestros sentidos pueden engañarnos y confundirnos. Esto ya lo vieron los antiguos griegos.
Por eso ser escéptico es casi una necesidad para el humano, en el fondo, de ahí nace el amor por la sabiduría. Pero ser escéptico en algunas cuestiones es distinto del escepticismo como sistema filosófico, como ya sabeis.

Rocío García dijo...

¡Todo en su justa medida!Me aterra pensar que TODO está ya inventado y que solo queda "mezclar" lo que ya tenemos. Es algo así como anular las mentes prodigiosas que pueden llegar en un futuro, nuevas teorías que nos hagan revitalizar de nuevo. Es egoísta por nuestra parte pensar que todo está inventado, muchísimos autores en la antigüedad también vaticinaron que ya no habría nada más después de sus hipótesis. A lo mejor ahora mismo no tenemos una directriz clara, la filosofía no anda perdida, solo ha perdido ese fin que buscaba con ahínco. Después de esa pérdida, ha quedado estancada, en un punto muerto del que ahora mismo le es imposible salir.
Es cierto que hay tener una parte de escepticismo, pero si no ya no podemos aferrarnos a la metafísica debemos encontrar algo que nos haga seguir adelante. Tal vez ese algo sea el bien propio y común, la felicidad personal... Desde mi punto de vista hay que asomarse al escepticismo con cierta cautela, puesto que es un pozo y si caemos al fondo probablemente no podríamos salir de esa negrura o pesimismo que nos rodearía: la crisis existencial sería inevitable. Un poco de escepticismo es un ingrediente básico (como más o menos han ido comentando otros compañeros) para muchos filósofos que han fundado sistemas teóricos muy fuertes, pero como dije al principio, también en su justa medida.

Anónimo dijo...

Me veo en la imperiosa necesidad de contestar a nuestra querida compañera Rocío García. Ella me perdonará si no la distingo de su otra compañera Rocío porque no conozco los apellidos de cada una pero el nombre aquí es lo de menos, son más sus ideas.
Creo que quieres decir que aunque usemos escepticismo como medio este nos llevará a un fin. El escepticismo como herramienta para llegar a algo (como Descartes). Yo no soy tan osado como para afirmar que no surgirán nuevas teorías, nuevas visiones, filosofías pero si que diré que mi postura es aquí totalmente empirista. Empezando por nuestro pensamiento, pasando por la ciencia y acabando en la filosofía, todo llega a través de las impresiones. La mente no es más que un procesador que analiza, reflexiona, mezcla, elimina, etc. Que quiero decir con esto: El hombre no es capaz de crear de la nada. Puede parecerlo, pero todo le ha llegado de sus impresiones. Si echamos un vistazo a la fantasía nos damos cuenta de que todo es mezcla. Si nos fijamos en esos seres primigenios de las novelas de Lovecraft, por ejemplo, no dejan de ser más que pulpos gigantes con muy mala leche. O ya que estamos con matrix esta no deja de ser una paranoia moderna de "La vida es sueño" de Calderón mezclada con filosofía taoista mezcladas en la mente de dos hermanos que han visto demasiado manga. Cualquier cosa que penseis le podreis sacar, si la estudiais a fondo, todas sus partes de las que se componen y esas partes simples (que no mónadas ehh) serán producto de las impresiones internas y externas. ¿O pensais que el fuego se le ocurrió al cavernicola en un momento de inspiración profunda?
Ahora yo me pregunto. ¿No será miedo al vacío lo que impulsan estos comentarios? Reconoceis el escepticismo pero no lo aceptais, preferís aferraros a una esperanza futura a aceptar el presente. ¿No es esto religión? ¿Vuestra esperanza está fundada en una convicción o es una esperanza de fe? Como ya he dicho anteriormente, lo más facil ante el mundo absurdo es el salto metafísico, el salto de fe. No seamos cómodos, no seamos vagos, seamos audaces y miremos el vacío aceptando la soledad del hombre. Como dijo Sartre "nada se cambiará aunque Dios no exista". El hecho de que no haya metafísica o que si la haya no cambiará nuestras vidas. ¿Necesitais en algo en lo que creer? Creed en la humanidad.
Un saludo a todos

Anónimo dijo...

Rocío Alamillos.

Interesante tu comentario a Rocío y yo personalmente coincido en tu afán por pasar página sobre la metafísica y buscar una creencia en la humanidad pero no coincido en tu decepción ante la innovación y la creatividad.
Me pregunto entonces, si según dices, el hombre no es capaz de crear nada, porque todo son resultados de percepciones y elementos ya inventados ¿estás intentando decir que al hombre se le ha dado todo hecho? ¿entonces cúal es el fin del hombre en la tierra? un ser creado y colocado en un mundo planificado donde él lo único que hace es reelaborar lo ya elaborado? ¿no consideras quizás demasiado drástico radicalizar así el fin del hombre en la tierra? Es el mismo Sartre el que manifiesta que en la primera esfera donde podemos ser creativos en en nuestro propio "ser" porque la vida del ser humano es un "hacerse" donde el hombre no puede determinar "a priori" cómo será su vida sino que va haciéndola y decididéndola día a día, acto a acto. Al igual que un pintor crea una obra, el hombre modela su existencia.
Tu propuesta de mirar al vacío "aceptando la soledad del hombre" yo la apoyaría respondiendo que eres creador de tu propia vida, y tus decisiones comprometen al resto de la humanidad porque eligiendo tu vida, eliges la imagen del ser humano que lanzas al exterior.
Mi conclusión de nuevo desemboca en un esteticismo vital.

Anónimo dijo...

¡Como me gusta el debate! ¡Que bonita es la lucha cuando el rival es digno!
Para contestarte me remitiré a ese cuento de Poe, los crimenes de la calle Morgue. Si no recuerdo mal el Sr Dupin, personaje pre-Holmes, camina con su compañero, personaje pre-Watson, y antes de que diga nada, Dupin se adelanta a sus palabras y dice exactamente lo que iba a decir. El otro asombrado le pregunta que como ha llegado a esas palabras si eran las que iba a decir y Dupin le contesta que por los sitios en los que pasaron y el conocimiento de la mente de su amigo, las cosas que iba viendo le llevaban de un pensamiento a otro hasta el pensamiento final. Que quiero decir con esto. Pues que esas ideas que le van surgiendo de la cabeza son producto de las impresiones que va teniendo y de las impresiones que ha tenido. Es muy osado por parte de Dupin meterse en la cabeza de su amigo y preveer todas las impresiones que han confutado su mente, porque no ha estado presente en cada uno de los instantes de la vida del compañero y alguna de sus reflexiones internas de ese paseo puede haber estado condicionada por una impresión pasada de la que Dupin no tenga ni idea. Creo que me he explicado bien, espero no ser confuso porque yo lo estoy.
Sé que lo que digo deja poco espacio para la libertad, por no decir ninguno, para el empirista esto es así, la libertad no es más que el producto mental de una serie de impresiones recogidas a lo largo de una vida. Ahora planteo el siguiente ejemplo. (nota para el profesor: creo que he usado este ejemplo para contestar alguna de las preguntas del cuestionario).
Imaginemos dos mundos exactamente iguales, digamos dos universos paralelos. Iguales en todo menos en dos personas. Esas dos personas inician sus vidas de las misma manera, nacen en la misma familia en el mismo momento. Aparecen en su respectivo mundo en el mismo lugar al mismo tiempo. Siendo un empirista profundo, cuando pasen 80 años, esas dos personas acabarán exactamente en el mismo lugar, habrán tomado las mismas decisiones, serán la misma persona aunque en realidad (cosa que sólo nosotros sabemos) no lo sean.
Si creemos en la libertad, si somos existencialistas, en algún momento cuando le den a elegir entre la pastilla verde y la roja (¿eran esos los colores? No me acuerdo), mejor cuando le digan a los dos, ¿de que quieres el helado, de fresa o de vainilla? Uno contestará que de fresa,el otro, mágicamente, de vainilla.
Yo no me decanto por ninguna de las dos opciones, de hecho no sabría cual elegir. Si sé que cuando analizo las ideas, las decisiones que hago, estas no se dan por capricho, sino que tienen un porqué, y si retrocedo en esos porqués llego hasta impresiones más simples. Si no lo consigo es porque esas decisiones están demasiado metidas en la maraña de otras decisiones o impresiones que no soy capaz de intuir o separar.
Claro que nosotros nos creamos a nosotros mismo, claro que nos hacemos, pero lo hacemos a través del mundo y nuestras percepción de él. Lo que ya no puedo afirmar ni sé es el papel que juega nuestra mente cuando trata esas impresiones. Estamos condicionados por nuestra circunstancia. Lo que no sé es hasta que punto. Me gustaría creeros, Rocios, ¡Dios lo sabe! pero supondría un acto de fe, mas que de convicción, por favor convencerme. ¡Ojalá pueda decir que mis actos son libres! ¿Estaré buscando una excusa para justificar mis fechorías. (que no son pocas)

Anónimo dijo...

Rocío Alamillos Álvarez

Tu fatalismo nunca podría dejarte vivir en paz, ¿no te consideras dueño de tus propios actos?, si tu tienes una situación frente a tí, y eliges un camino podrías decir que esa elección está condicionada anteriormente por unos sucesos, o por circunstancias, y si eliges el otro camino también podrías decir que estaba condicionado por otras cuestiones bien distintas; realmente es inevitble que existan causas que te hagan llegar a uno u otro motivo.Eso no sigifica que estés destinado a esa elección. Para nada vivimos caminando por un estrecho callejón que nos condiciona el camino. ¡Claro que si analizas tus decisiones encontrarás en todas ellas un por qué! Ya lo dijo Ortega, nuestra vida está condicionada por nuestras circunstancias, pero nada más allá de estos hechos. A partir de sus condicionamientos, es el hombre mismo el que es libre en sus actos, el que decide dejar un trabajo o quedarse, y siempre ambas decisiones irán acompañadas de percepciones simples y complejas que nos motiven pero está claro, que es el propio hombre el que puede elegir el camino más racional o más pasional o sentimiental.
El mecanicismo ha inundado tu vida.
Como dijo sartre: ¡Estamos condenados a ser libres!Esa es la única elección que no somos libres de elegir.
Quizás esté buscando una justificación para calmar el desasosiego que en vida produciría pensar que no es así, pero si realmente fuese una justificación más.. qué importa, hay que seguir viviendo y qué mejor forma de vivir que sentirte resposable de tus propios actos y de sus consecuencias. Si no coincidis conmigo enterremos juntos cualquier programa ético y moral que exista sobre la tierra.

Anónimo dijo...

Que gran alegría me produce que se defienda la libertad con tanta vehemencia.
Creo que ha llegado el momento de quitarme la máscara y hablar de la libertad.
Yo por supuesto me considero libre, pero no puedo asegurar que sea un libertad verdadera o ilusoria, una sensación de libertad.
A efectos prácticos, que más da. A partir de ese reflejo se pueden crear todos los valores o justificaciones éticas que uno quiera y no me quita responsabilidad práctica de mis actos.

Con respecto a lo que dices me dices que soy libre pero no me dices porque. No me das razones para pensar que lo soy. Que soy verdaderamente libre, de manera absoluta. Crees que eres libre porque decides los caminos que tomas, yo digo que no hay caminos a tomar que estos se crean a través de las circunstancias personales. Y digo personales porque la mente no deja de ser otra circunstancia más dentro de los posibles caminos.

Analicemos todo esto con otro ejemplo. Y llegarás a mi conclusión o la recharás porque eres libre de hacerlo.

Usemos las matemáticas. Trasformemos una elección cualquiera, la que más os guste en el resultado de una ecuación. Así todas las circunstancias, todos las impresiones simples no son más que elementos de la ecuación.

A+B+C=x

Donde A son circunstancias externas (creo que algunos filosofos lo llaman estructuras, bueno no sé)
Donde B son circunstancias internas
Donde C es el sujeto pero como otra ecuación más compleja. C=a+b+c+... infinitas que han formado a lo largo de su vida su mente.
y x es la elección

Para el empirista o para el mecanicista (que no soy yo) esto termina aquí.
Para el existencialista o para cualquiera que crea en la libertad se añade otro elemento, el caprichoso, el libre.

A+B+C+d=y

donde todo es igual excepto por el elemento d que es el factor libre d, personal y diferente siempre en cada persona. Dependiendo del grado de fuerza (peso) de este factor, el del yo, la diferencia entre la x y la y serán mayores suponiendo las constantes A,B,C iguales (el caso de los dos hombres de mundos paralelos pero iguales vidas).

Yo me decantaría por la segunda opción, la de la libertad, si no fuera por una cosa que creo que insinuó por encima nuestro docto profesor en alguna de sus clases y me hizo dudar de la libertad como algo absoluto ¿No es posible que con el avance de la ciencia esta descubra todo el entramado mental, todos los secretos del cerebro, de una manera química, genética o matemática? En ese momento esta segunda teoría quedaría obsoleta y se sustituiría por la primera. d quedaría dentro de C, d sigue siendo diferente para cada persona pero podríamos aplicarle la fórmula a priori y sacar con una operación el resultado (la elección). Sería posible predecir todos los actos de una persona analizando su cerebro y todas las variables sociales que lo envuelven. Es como la psicohistoria inventada por Asimov en sus novelas de ciencia ficción que permitían predecir la historia a través del análisis matemático-psicológico del universo (pero a nivel personal, no universal)
Hasta que esto no pase, y yo no lo veré (espero), seremos libres, ¡Destruyamos la ciencia para seguir siéndolo!

¿Me entendéis ahora cuando digo que el hecho de que me sienta libre no me da justificación ninguna para serlo realmente?

Lour dijo...

...quizás la conclusión a este debate sea breve, pero concisa...en palabras de uno "de los grandes": "el ser humano está condenado a ser libre"..

Anónimo dijo...

Importantes reflexiones a la de los compañeros. En primer lugar, indicar que me incorporo a estos comentarios un poco tarde debido a unos problemas con el Pc; pero eso es lo menos importante.
He leído atentamente los comentarios de los compañeros, y la verdad es que me fascina el debate planteado entre Sergio y Rocío, yo voy a dar mi modesta opinión, yo no soy tan filosófico como los compañeros debido a mi limitada capacidad filosófica pero puede ser tan válida como la de ellos.
Sobre la pregunta de la cuál se plantea el debate quizás todos tengais razón en parte, yo pienso que si todo ocurre en nuestra mente, sólo podemo creer aquello que veamos, percibimos, y observamos en nuestra mente. Todo aquello que no podamos percibir no lo podemos creer, debido a que es imposible que lo veamos y si no lo vemos no lo podemos recepcionar en nuestra mente.
También indicar que tampoco nos podemos creer ciegamente lo que nos dice la mente, debido a que hay personas las cuáles tienen la percepción de la realidad distorcionada y por lo tanto lo que ven no es real. Por esa razón, es muy difícil responder a la pregunta y quizás tengamos que ser un poco escépticos ante esta pregunta y creer aquello que vemos casi al 100%, y no creer aquello que no este comprobado científicamente.
Este ha sido mi pequeño comentario acerca del tema, y de nuevo le pido disculpas a Rafael por no haber comentado antes en el blog.

Anónimo dijo...

A mi mente ha venido una idea que quiero ampliar mi anterior comentario. Creo que todos y cada uno tenemos una representación del mundo, creada en nuestra mente, formada por factores internos y externos que son percibidos; y que genera nuestra “realidad”. Pero esta “realidad”, como ya antes dije es fruto de unos factores percibidos pero ¿podemos decir que estos factores que percibimos son el 100% de la realidad existente o ¿por el contrario nunca podemos llegar a conocer toda la realidad ya que estamos limitados por aquellos factores que percibimos; o través de los cuales es creada esta “realidad”?.
Para hacer más entendible mi comentario pondré un ejemplo, por ejemplo el caso del 11M. Partamos de que yo no tengo ninguna percepción de cuál fue la “verdadera realidad” de lo que sucedió. Y veo un debate en el que hay dos posturas enfrentadas, y cada una de ellas argumenta los hechos que desembocaron en esa realidad. Cada uno de ellos conformará en mi mente una realidad diferente, ¿podemos decir que una realidad es verdadera y la otra es falsa? O por el contrario ¿en función de los datos que cada uno de ellos me ofrece podré generar un mi mente una realidad distinta? Pero lo que es más difícil aún es ¿si las dos realidades son verdaderas?
O por esta razón yo creo que cada persona en su mente, crea a través de lo que percibe realidades distintas (en función de la época, sexo, situación cultural, política…) no por ello es más verdadera o más falsa sino que es fruto de mi situación ante la historia. Por lo tanto, la realidad estará en función de mi situación en el momento histórico (según el concepto orteguiano, uno es fruto de su momento histórico) que me toca vivir y de los datos que tengo percibo para crearla.

Rafael Cejudo Córdoba dijo...

¡Habéis tardado pero ha merecido la pena! La discusión está siendo interesante e, incluso, apasionada. No he querido intervenir en el debate para no encauzarlo ni condicionarlo en modo alguno. No puedo resumir las posturas contrapuestas, pues han sido muchas, pero a modo de comentario general se me ocurre lo siguiente. La pregunta inicialmente planteada viene precedida por un enunciado falso: 'NO todo ocurre en nuestra mente', si bien tal enuniciado parece derivarse inevitablemente de un representacionalismo suficientemente radical (pero claro, no es obligatorio ser leibziniano). Por otro lado, o la pregunta es acuciante o no lo es, y esto último creo que os parece a todos lo más probable. Se trataría de un rompecabezas, un juego sin solución pero sin trascendencia. Que todo sea una representación mental no nos impide comer o reir porque la vida que somos come o ríe sin ser representacionalista. Las representaciones son útiles para la vida, pero son la obra de una conciencia que es, dice Santayana, 'radicalmente ermitaña'. Mientras consideremos que el conocimiento sea representación en el 'yo' del mundo 'exterior' tendremos que seguir admitiendo la ontología de Morfeo (me refiero al personaje de Matrix que le explica a Neo qué es la realidad). Por tanto el problema desaparecerá como un fantasma nocturno cuando, sin necesidad de hacernos escépticos, prescindamos de la epistemología representacionalista. Algunos comentarios apuntan a cómo hacerlo, al introducir el tema de la libertad... Pero ya he intervenido demasiado, y me había propuesto hacerlo solamente mediante lo que sólo el blogmaster puede hacer: añadiendo otra entrada.