
El próximo miércoles, a las 18:00 se proyectará en la Filmoteca de Andalucía, C/Medina y Corella, junto a la Facultad (www.filmotecadeandalucia.com) la película cuyo cartel podéis ver. La he propuesto yo mismo pensando que puede de ser de ayuda para comprender el representacionalismo, por un lado, y la crítica de D. Hume a la noción de mente por otro. La sesión está abierta al público en general, y tras la misma habrá un pequeño debate o comentario.
Hay obras cinematográficas que provocan la reflexión filosófica, y otras que ejemplifican temas, paradojas o dilemas que los filósofos tratamos con un lenguaje mucho más técnico y abstruso. Éste es el caso de esta cinta que podremos descubrir o quizás “revisitar” con mirada más reflexiva. Bajo la fórmula de una comedia de enredo y con un estilo directo y fácil (prestado del videoclip y la publicidad en los que Jonze había trabajado), el argumento se presta a reflexionar sobre las paradojas de la mente, la identidad personal y la fama. Exempla docent (los ejemplos enseñan) decían los clásicos, de modo que les proponemos tres claves con las que interpretar esta ‘bagatela’ filosófica. En primer lugar la creencia, tan antigua como Occidente, de que el ser humano consta de dos elementos o dimensiones: el cuerpo, material y mortal, y el alma inmaterial, inmortal, y sede de la identidad personal. No descubrimos nada si relacionamos la polémica contemporánea entre mente y cerebro con esta otra dualidad venerable. Este dualismo antropológico es tan antiguo, y está tan acendrado en nuestros hábitos y en nuestro lenguaje, que ya forma parte del repertorio de fábulas o mitos para describirnos a nosotros mismos. El viaje por la “madriguera de conejo” con que comienza la película utiliza esta mitología. En segundo lugar la película narra con humor la problemática entre el yo y el cuerpo. Verme a mí mismo como a otro es una peculiar liberación, y también puede formar parte de un proceso de auto-descubrimiento. La realidad es vista desde un ojo, captada desde un sujeto, y ha de cambiar de modo insospechado, aun siendo la misma, si yo fuera otro sujeto. Finalmente todas estas incógnitas, y alguna más, se proponen con relación a la condición de actor, explicando cómo las relaciones entre manipulación, fama y suplantación pueden dar a los actores eterna vida. Es en este punto donde creemos que el mensaje de la película es más sutil. D. Hume decía que “la mente es una especie de teatro, donde diferentes contenidos hacen su aparición sucesivamente: pasan, reaparecen, se desvanecen y se mezclan en una infinita variedad de combinaciones y situaciones”. El yo es toda esta serie de personajes, y por eso nuestra mejor máscara son los otros.