lunes, 21 de marzo de 2011

¿Es conveniente engañar al pueblo?



La palabra japonesa "tatemae" significa algo así como "pensamientos expresados en público de forma que no ofendan a los demás". Se trata de un asunto de cortesía, tema de la anterior entrada. Es posible que el exceso japonés de "tatemae", el rechazo por educación a decir la verdad a la cara, haya influido en una falta de control ciudadano que podría haber evitado malas prácticas de su gobierno y de empresas nucleares (ver http://www.elpais.com/articulo/internacional/verdad/descortes/elpepuint/20110316elpepiint_7/Tes)

Por otra parte, no siempre se debe decir la verdad porque a veces haciéndolo conseguimos justo lo contrario de lo que pretendemos diciendo la verdad. Pero claro, cuándo esta "mentirijilla" esté justificada es lo difícil de averiguar. En 1778 la Real Academia de Ciencias de Berlín hizo un concurso de ensayo con el siguiente tema: ¿es conveniente engañar al pueblo? Quizás, al menos en una democracia, no sea cuestión de engañar, sino de qué decir y cómo decirlo. Pero de nuevo la frontera entre la política y la ética no está clara. J. S. Mill fue parlamentario entre 1865 y 1868. Cuando se presentó a la re-elección no fue eligido. William Malleson, su «jefe de campaña», declaró en el Times que el público no había sabido apreciar «la férrea independencia que le había conducido a actuar y escribir tal como hubiera hecho de no haber sido candidato». ¿Deberíamos pedirle esto último a todos lo pólíticos?