domingo, 16 de noviembre de 2008

EL FIN DE LAS IDEOLOGÍAS,... ¿TAMBIÉN LA DE GÉNERO?
























Los alumnos de Filosofía recordarán la discusión que mantuvimos sobre el fin del arte y de la historia a partir de las ideas de F. Fukuyama al respecto. Otra faceta de nuestro “fin de siglo” ha sido el final de las ideologías. Las ideologías, un concepto originado en K. Marx, son las grandes visiones de la vida social y de los seres humanos mediante las cuales hemos orientado la acción política (el comunismo, el socialismo, el liberalismo…). En su origen marxiano ideología significa una conciencia falsa, un equivocado darse cuenta de cómo es la realidad social (lógicamente, desde este punto de vista el comunismo no es una ideología). Este “fin de las ideologías” se traduciría en que ya no hay diferencias entre izquierdas y derechas.


Pero lo que propongo es otra cosa: parte del rechazo a la “educación para la ciudadanía” está, dicen sus críticos, en que fomenta una ideología de género. Consiste en la concepción “feminista” de que la identidad de hombre y de mujer es una construcción social, al igual que la inclinación sexual. Las mujeres han sido secularmente educadas en una moral y una religión machistas, que ha pervertido incluso el lenguaje. Debido a ello muchas mujeres no son conscientes de la sociedad patriarcal en la que viven. Las mujeres que se oponen a estas ideas, ¿son víctimas de la ideología o han llegado al final de la ideología de género?


(Recuerdo que mañana lunes 17 empezaremos e las 17:15).

Saludos

15 comentarios:

Rafael Cejudo Córdoba dijo...

No había leído la discusión sobre el aborto cuando subí esta entrada. Por eso que nadie la interprete como una segunda intención. De hecho creo que es una cuestión, a pesar de las apariencias totalmente diferente. Pero me alegra que la discusión sea viva. En cuanto al comentario de Antonio de "espera..., espera...", sigo sin estar de acuerdo. Ya he dejado claro que me parece un hito (lo cual no equivale a un final).

Rafael Cejudo Córdoba dijo...

Me refería al Holocausto

Anónimo dijo...

Silvia

En primer lugar, me gustaría poner algunos ejemplos de mi alrededor que están, en cierta medida, en relación con el tema aquí propuesto. Mi madre trabaja en una guardería con niños de entre 2 y 3 años, en su opinión, una de las edades más difíciles, puesto que están en un proceso de cambio en el que aprenden a hablar, a escuchar (aunque a veces resulta difícil que todos atiendan…), a comprender y a memorizar, entre otros aspectos. Pero es también un momento, en el que se les intenta transmitir (y digo “intenta” porque en ocasiones es imposible evitar los empujones, tirones de pelos o mordiscos entre los pequeños) los valores morales que se pueden resumir en frases como: “déjale un ratito al niño el juguete, que hay que compartir”; “los niños no se pegan, se dan besitos”, y otras muchas más que se repiten insistentemente a lo largo de la jornada. Sin embargo, lo que me llamó la atención el otro día, en relación a los modales o comportamientos que forman parte de la educación, fue el comentario que una madre de un niño le hizo a la “seño”(mi madre).

La madre vino a recoger al niño y lo encontró jugando con una cochecito rosa y una muñeca. Enseguida, se apresuró a quitarle el cochecito al niño, con el consecuente llanto de aquel, y a culpar a mi madre de ejercer una mala influencia sobre su hijo, permitiendo que éste jugara con muñecas. Sin darle mayor importancia, mi madre trató de explicarle a la señora, que su niño en un futuro sería padre, y cuidaría de sus hijos, de ahí que no tenga nada malo que juegue con una muñeca. De la misma manera, permitía no sólo a las niñas, sino también a los niños, que jugaran con la cocinita, con los platos y los accesorios que con ella vienen, para que vieran que la cocina no es algo propio de las niñas, sino que es algo indistinto, puesto que los hombres, también cocinan. La mujer se fue, no muy conforme de la explicación, pero mi madre entiende que las madres buscan los mejor para sus hijos, aunque a veces se equivoquen. En otras ocasiones, ya había tenido problemas parecidos con otras madres, incluso una de ella quería denunciarla por hacer cantar a su hija en clase: “caracol, col, col, saca los cuernos al sol, que tu madre y tu padre también los sacó”, por recordarle a la separación que acababa de tener con su marido…

El problema está en que todavía hoy, hay una gran cantidad de personas, por mucho que nieguen lo contrario, que siguen teniendo en la mente los antiguos roles de la mujer y del hombre. Y la prueba de ello se ve tanto en ejemplos con niños como el anterior, y con niñas, puesto que, en el colegio, la niña que juega a fútbol ya es calificada erróneamente de “machorra”; con adolescentes, puesto que se sigue haciendo una distinción entre las carreras catalogadas como masculinas (las diferentes ingenierías y obras públicas), y como femeninas (magisterio y las letras, en general); y también en adultos, puesto que en las mujeres siguen siendo reacias a la hora de que el hombre lleve a cabo las tareas del hogar con frases del tipo: “quita, ya lo hago yo, que los hombres no tenéis un concepto claro de lo que es la limpieza”; mientras que los hombres muestran cierto recelo hacia la conducción de las mujeres: “mujer tenías que ser” o “mujer al volante, peligro constante” (*aclarar que no estoy defendiendo lo aquí expuesto, sólo son ejemplos con los que intento criticar qué es lo que ocurre).

Son pequeños detalles, en los que, NO SE PUEDE GENERALIZAR, puesto que ni todos los hombres, ni todas las mujeres piensan ni actúan de esta manera. De hecho, cada vez más, los hombres realizan a la perfección tareas del hogar y se hacen cargo de los niños; mientras que las mujeres han conseguido puestos de trabajo impensables años atrás como pueden ser las conductoras de autobuses, que incluso se pueden ver por Córdoba. Pero siguen siendo tan sólo, por mucho que me cueste decirlo, pequeños avances. Nuestra sociedad todavía sigue, en muchos aspectos, y me remito para ello al ejemplo primero de la guardería que tan sólo ocurrió hace unos días, apegada a una forma de pensar antigua, que no es acorde a los avances que se han producido a nuestro alrededor. El problema de ello se encuentra en varios aspectos:

1. Inamovilidad: Seguimos siendo reacios al cambio de las tradiciones, por muy innovadores que nos consideremos. Ej: nos resulta raro imaginarnos a una mujer camionera.
2. Prejuicios: Tenemos miedo al que dirán, a cual será la opinión del otro. Ej: son muchos los hombres que se niegan a llevar puesta una camiseta rosa, por el temor de que le tachen de homosexual.
3. Concepción errónea del progreso: Quizás esto es lo peor de todo, creemos que ya hemos conseguido suficiente, que ya nada tiene que ver nuestra sociedad con la pasada, porque ahora las mujeres trabajan, tienen derecho a voto… y los hombres realizan las tareas del hogar, nos atienden en tiendas de moda… Sin embargo, todo esto sólo es una imagen que queremos dar de un progreso para el que todavía se necesita mucho más. Nos hemos quedado estancados. Ej: la emancipación de la mujer se consiguió hace ya algún tiempo, y sin embargo, creemos que es fruto de nuestra época (se parece en cierta medida al ejemplo de Obama que vimos ayer en clase: la Igualdad de Derechos se consiguió con la Revolución Francesa, y sin embargo, es ahora cuando se ha conseguido que un hombre de color consiga un puesto en la política).

Realmente los valores morales e ideológicos son, si no iguales, al menos parecidos a los de años atrás (aunque no esté de acuerdo con que esto sea así), y el mayor problema es que hacemos todo cuanto está a nuestro alcance, para pensar y hacer creer lo contrario…

David dijo...

Es curioso, pero las imágenes que ilustran este nuevo tema del Blog ya las había visto antes. Me refiero usadas para este mismo tema.
Hace unos meses asistí a la presentación de una asociación de mujeres en la que, entre otras, se usaron estas imágenes para presentar los objetivos de la misma. Este es la dirección de su blog.
http://www.ciudadtandem.blogspot.com/
¿Mi opinión?. Creo que en esto, como en tantas otras cosas se exagera un poco. Aunque quizá ese sea el camino. Quizá se necesite alzar mucho la voz para que quede algo de eco en el ambiente.
Tuve una discusión con una de las socias fundadoras de la asociación. Le dije que yo quería asociarme, que me parecían muy interesantes los objetivos que se habían marcado y creía que yo, por mi profesión, podía aportar algo. ¿Su respuesta?. Que era una asociación de mujeres, y no se admitían hombres.... En mi opinión no creo que sea bueno la exclusión, en ningún caso.
Y sí Silvia, resulta raro ver a mujeres camineras, o mujeres en las obras, o mujeres taxistas... ¿Pero es eso realmente tan importante? Mañana os pasaré unas fotos que hice hace un par de meses. Yo creo que la cuestión está más bien en que las mujeres manifiesten qué papel quieren realmente jugar en esta sociedad (el blog que antes mencionaba es un buen ejemplo), y arbitrar las medidas para que no se pongan impedimentos de ningún tipo para que éstos se consigan.
Y la gran pregunta es ¿y qué papel jugamos los hombres en todo esto?.

Anónimo dijo...

Silvia

En respuesta a David:

Tienes razón, no es tan importante, pero eran sólo ejemplos (típicos, lo sé) para ilustrar un poco el tema...

Y con respecto a tu pregunta última... El otro día, me parece que fue Antonio (no lo sé, perdón si no fue así) el que apuntó en clase que los hombres se están "afeminando" no en el sentido de homosexual, sino más bien me refiero al de metrosexual, por poner un ejemplo. Ahora los hombres también se cuidan, se echan cremas, se depilan... en definitiva o bien tratan de luchar contra los síntomas de la edad, o bien es sólo cuestión de estética, en el caso de los jóvenes. Incluso el maquillaje, elemento básico por excelencia en el neceser de las mujeres (no en todas), está empezando a ser empleado por los hombres (me refiero al corrector de ojeras y cosas así). Luego a lo mejor lo que pasa que la ideología femenina se está imponiendo sobre la de los hombres...y viceversa...

Anónimo dijo...

Por supuesto que no es ni mucho menos el fin de las ideologías de género.

Pese a los múltiples esfuerzos que se hacen para que la sociedad deseche conductas y hábitos inapropiados y erróneos, no sólo se siguen manteniendo sino que además se maquillan.
La mujer si, puede votar, puede trabajar, puede ir a la universidad, puede dirigir una empresa, puede ser vicepresidenta de gobierno, cineasta, millonaria, presidenta de Alemania o de Chile, pero aún así, aún haciendo todas estas cosas y demostrando que la mujer puede hacerlas, se sigue pensando en el papel tradicional de la mujer, la maternidad y la familia, y sobre todo, acrecentado por el hecho de que la mujer muchas veces se ha encontrado en la tesitura de tener que elegir entre su vida profesional y su vida familiar.
Porque una mujer que es demasiado ambiciosa en su carrera profesional, demasiado perseverante, organizada y arriesgada es vista generalmente por los hombres como una mujer agresiva, que en el fondo tiene las características propias de un hombre.
Además, y derivado de lo anterior, está el problema de la demostración. La mujer ahora parece que tiene que demostrar que puede hacer todo lo que hace el hombre o más para que la dejen hacerlo, "para que la dejen jugar".
Por eso ahora a las mujeres se nos ha cambiado el mensaje, ahora a las niñas y adolescentes se les da a elegir lo que quieren hacer, se le dice que pueden ser lo que quieran, arquitectas, bibliotecarias, dependientas, peluqueras, enfermeras, ministras, científicas, artistas, pero no se les dice que esto que elijan no elimina lo anterior, es decir, lo que le viene por defecto a la mujer, la condición de ser madre y cuidar de la familia y de los demás, sino que se le suma.
De manera que lo que ahora tenemos es una "superwoman", una mujer que además de hacer todo lo que hacía la mujer tradicional, se desarrolla profesionalmente y encima de acuerdo con los cánones actuales de la feminidad, va al gimnasio para estar en forma, se cuida estéticamente y se viste a la moda.
¿Por qué se da por hecho que las mujeres queramos ser madres, que el instinto maternal sea innato?
¿Por qué ocurre lo contrario con los hombres?
Quizás si partiéramos de la base de que las elecciones e imposiciones se conviertan en las mismas para hombres y mujeres la sociedad sería más justa.
Quizás si, como le dijo la madre de Silvia a la mamá de aquel niño que jugaba con un coche rosa y una muñeca, todas los niños tuvieran de pequeños alguien que los educara para en un futuro poder ser padres si lo desean, las mujeres y los hombres seríamos más iguales y las familias estarían mucho más equilibradas.

Cristina S.

Anónimo dijo...

Antonio


Que la mujer está ganando un papel que la historia (el género masculino) le tenía relegado es un hecho incuestionable.

Afortunadamente la historia avanza y todo avance supone fricciones, dudas y confrontaciones con posturas radicales. Como ya comenté un día en clase, el siglo de la mujer arrancó en el siglo XX, en el que toma conciencia de su desigual situación social y decidió coger las riendas de su género y jugar el papel que le corresponde en la sociedad junto al hombre. Estamos siendo testigos, casi de forma inadvertida de este avance femenino. Es un gran salto tanto cualitativa como cuantitativamente hacia la igualdad.

A mi lo del feminismo, es decir lo de la igualdad hombre mujer es algo que no sólo no me parece mal, sino que lo veo de justicia, creo incuestionable que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres. Sin embargo, tan noble concepto se ha ido paulatinamente radicalizando, de modo que en los últimos años su sentido original se ha perdido.

Cuando el feminismo deja de ser feminismo y se convierte en feminismo radical, veo que las mujeres quieren ocupar el papel que tantos siglos ha estado ocupando el hombre de dominio, un error por su parte, un papel de lucha y enfrentamiento contra el hombre, haciendo de éste su visceral enemigo, y haciendo que todo lo que les “huela a macho” lo rechacen. Y es aquí donde yo creo que se equivocan. (Cuando se lava a un niño, se tira el agua sucia, pero no el niño)

Los extremos nunca fueron buenos en la historia y “ellas” las feministas radicales pretenden ocupar el papel dominante de rechazo al hombre, haciendo uso de él sólo en aquello que le interesa, ¡habrase visto mayor contradicción! ¿En qué quedamos? ¿Cuál es la aspiración última? ¿Un matriarcado social?

¿Que la publicidad ha abusado de la imagen femenina?..., todos lo sabemos, y para compensar la balanza ¿qué toca ahora? ¿Exhibir al hombre y hacer del hombre el objeto de sus deseos? ¡Otro error!


… Silvia, que los hombres se están afeminando en gustos, maneras, y formas, lo hablamos el otro día antes de comenzar la clase, efectivamente, en un sentido metrosexual. Creo que es una realidad que no se muy bien a qué responde ni quién está detrás de ello, aunque pienso que son las modas, movidas por motivos puramente comerciales y quizás por qué no, por motivos de feminismo radical encubierto.

Hablando con compañeras de trabajo de edades 30-35 años, me comentaban lo dicho: ¡Cada vez hay menos hombres!, hombres que se quieran comprometer con una mujer a compartir un proyecto de vida con un deseo de crear una familia. “sólo quieren ocuparse de ellos mismos". Y estas compañeras también se declaran feministas. Quiero apoyar la idea que lo del feminismo bien entendido, no está reñido con una sana y buena relación de hombre-mujer. El feminismo radical pretende ser y quiere ser el portavoz de todas las mujeres. FALSO.

Lo que le ha ocurrido a David al querer formar parte de una asociación feminista y no lo han dejado entrar no me choca nada, es más, me refuerza la idea de que este feminismo radical sólo quiere hacer extender entre las mujeres una ideología política bien definida, como germen de cambio social, excusándose en el legítimo derecho de la igualdad entre hombre-mujer. No deja de ser un movimiento oportunista… y no les debe ir mal… con un gran respaldo ideológico y económico por parte del poder político que también se ve beneficiado en estas posturas.

Por cierto, Cristina, yo de pequeño también jugaba con muñecos, (indios y vaqueros) y alguna muñeca que había por casa. Y el problema domestico que tú planteas de las tareas de la casa y el cuidado de los niños, si los dos trabajan fuera de casa y la pareja está medianamente organizada y realmente comparten estas tareas no debe suponer desventaja para ninguno. Parece una tontería pero esto supone la ruptura de muchas parejas. Te lo digo tras 26 años de matrimonio trabajando fuera de casa los dos.

Anónimo dijo...

Toñi Collado.

¿El fin de la ideología de género? Creo que todavía no.

Es cierto que se ha avanzado muchísimo, sólo basta leer los ejemplos que ha indicado Cristina en su comentario. Pero falta bastante por hacer: en primer lugar, deberíamos (o deberían, ya que yo cuido bastante mi lenguaje) empezar por el lenguaje no sexista. Es frecuente escuchar, incluso en mujeres que se consideran feministas, "mi marido me ayuda mucho en casa, me friega los platos, me hace las camas...". Y cuando yo lo oigo digo: "¿cómo "me" friega los platos? Será que "los" friega". Considero que, al menos en lo que a lenguaje se refiere, las personas se han quedado un poco estancadas y es frecuente escuchar comentarios de ese tipo.

Así, creo que un primer paso para erradicar por fin, y definitivamente, los machismos y los feminismos, sería empezar por utilizar con nuestros hijos (quien los tenga) o nuestros alumnos un lenguaje no sexista que fomente este valor tan importante para la sociedad, la igualdad.

Rafael Cejudo Córdoba dijo...

Vuestros comentarios son muy interesantes, y quizás las fotos de David (nos las debe)fomenten nuevas reflexiones. De todas formas yo quería plantear con esta entrada un asunto algo diferente, pues yo también pienso que no hay igualdad efectiva entre hombres y mujeres en España en todos los casos. Quizás me explique mejor aludiendo a lo que Cristina llamaba "el problema de la demostración". La cuestión es, ¿y si hoy, en España, una mujer 'no quiere demostrar nada'? Poniendo un caso digamos, 'extremo': ¿y si una mujer española actual prefiere cuidar de la casa y los niños, realizar, en fin, los roles tradicionales, y piensa además que el hogar es un ámbito más apropiado para la mujer que para el hombre? ¿pensaremos que esta mujer está alienada, ideologizada?

Y otro asunto también sobre el fin de las ideologías: la arquitectura actual retorna a la Edad de Piedra, ¡ya no se puede retornar más atrás! Tras ello, la nada.
http://www.elpais.com/articulo/Tendencias/ultimo/edad/piedra/elpepitdc/20081125elpepitdc_1/Tes

Rafael Cejudo Córdoba dijo...

el artículo está en:

http://www.elpais.com/articulo/Tendencias/ultimo/edad/piedra/elpepitdc/20081125elpepitdc_1/Tes

Rafael Cejudo Córdoba dijo...

http://www.elpais.com/
articulo/Tendencias/ultimo
/edad/piedra/elpepitdc
/20081125elpepitdc_1/Tes

David dijo...

Lo siento, pero debo ser muy torpe. No soy capaz de colgar las fotos... Quizá estoy fuera de época y estaría mejor en la Edad de Piedra....

Anónimo dijo...

Silvia

Con respecto a la pregunta de Rafael Cejudo: ¿y si una mujer española actual prefiere cuidar de la casa y los niños, realizar, en fin, los roles tradicionales, y piensa además que el hogar es un ámbito más apropiado para la mujer que para el hombre? ¿pensaremos que esta mujer está alienada, ideologizada?

Al margen de contestar a la pregunta, hay una película "romanticona", lo sé, "La sonrisa de Mona Lisa", que me recuerda a un poco a esta pregunta. La protagonista, Julia Roberts, es una profesora de historia de arte que da clase en una facultad de acceso exclusivamente femenino. Ella pretende inculcar los valores de independencia y de "valerse por sí mismas" a unas alumnas, que en su mayoría, a lo máximo que aspiran es a contraer matrimonio y formar una familia. Concretamente a una de ellas, le consigue una beca para que continúe sus estudios y trata de convercerla para que la acepte y vea que es plenamente compatible el formar una familia con ejercer una profesión. La chica finalmente rehúsa la oportunidad brindada por aquella, y decide cumplir su verdadero sueño: vivir con su prometido y tener niños.

Somos muchas las mujeres, y yo me incluyo dentro de ellas, que sueñan con encontrar al hombre perfecto (por mucho que digan que no existe...) y formar junto a él una familia. Es un rol, lo sé, pero, ¿qué hay de malo en eso? Entiendo que no es lo más importante en la vida, que existen mil y un aspectos, como viajar (que ahora está de moda), mucho más interesantes que dedicar toda tu vida a criar y educar a tus hijos, con todo el esfuerzo que ello conlleva. Yo creo que más que un rol, lo que hay detrás de este común sueño entre las mujeres es la felicidad y el amor que esperamos encontrar junto a nuestra pareja y nuestros hijos.

Ahora bien, mi deseo de formar una familia, no eclipsa, como en el caso de la joven de la película, el resto de mis sueños, como puede ser acabar mi carrera y ejercer algún día como profesora. Siempre hay tiempo para todo. Además, ¿quién dice que los hombres no son buenos en las tareas del hogar? Yo sé que contaré con el apoyo de mi pareja para todo, y en la palabra todo, están incluidas las tareas del hogar. Por suerte, el hombre, desde hace ya varios años, colabora en la casa como uno más, y si no, que le pregunten a mi padre, que es el que limpia, hace la compra, tiende y cocina en mi casa, porque su trabajo le permite más tiempo libre que a mi madre. Es cierto que no se puede generalizar, ni en los hombres, ni tampoco en las mujeres, porque somos de diferentes caracteres, nos guiamos por distintas cosas, y entendemos el sentido de la responsabilidad de diferentes maneras. La clave está en encontrar a la persona idónea con la que compartir tareas y obligaciones. Es muy fácil decirlo, y no tanto el ponerlo en práctica, pero, veo el ejemplo de mis padres, y se puede.

¡Ah! Y si por pensar lo mismo que otras muchas mujeres, he de considerarme alienada, pues sí, pero nunca me he caracterizado por tener un espíritu emprendedor. Quizás por comodidad, quizás porque simplemente me gustaría recrear en un futuro, si no lo mismo, al menos algo parecido a lo que mis padres me han transmitido.

David dijo...

Esta es la dirección donde podréis ver las fotos que os prometí. Ya las comentamos....
http://enhebrado.blogspot.com/

Rafael Cejudo Córdoba dijo...

Sobre este asunto de la ideología de género y de su posible final, os recomiendo el artículo, en clave feminista, de Almudena Hernando Gonzalo, profesora de la Complutense: "Género y sexo. Mujeres, identidad y modernidad". Revista Claves, número 188, diciembre de 2008