jueves, 5 de marzo de 2009

LA LEY DEL TALIÓN


No era ésta la entrada que pensaba subir, pero ayer Sergio me llamó la atención sobre un tremendo caso de aplicación de la Ley del Talión. Es tan brutal que no sé si hace innecesaria toda reflexión, o justamente al contrario...
Supongo que estará en todos los medios, yo he leído la noticia aquí:
Si es verdadero lo que se cuenta sobre la ley islámica en Irán, creo que debemos sacar alguna clase de conclusión moral políticamente incorrecta.

10 comentarios:

David dijo...

Bueno, no sé si sera moral o inmoral, pero creo que entiendo lo que dice esta mujer. Y entiendo su respuesta. Y puedo entender ese sentimiento de venganza. Y la verdad, llegado el caso, habría que pensar qué haríamos cada uno...
Eso sí, es un claro ejemplo de cómo algo que "aquí" es inmoral, en otro sitio se convierte en ley.
Ah! y otra de las cosas que choca, y mucho, es lo que un ojo de una mujer valga por dos de un hombre. Tremendo!

Anónimo dijo...

A mi me parece tremendo tanto lo que esta mujer ha sufrido desde que le arrojaron el ácido, como el que quiera hacerle pagar a su agresor con la misma moneda. Sin embargo todavía más increible es que las Leyes en Iran contemplen la "Ley del Talión" y sobre todo -como dice David- que un ojo de una mujer valga por dos de un hombre.

Puede ser comprensible el sentimiento de venganza y es de justicia que una persona que ha hecho una cosa así, pague por lo que ha hecho. la condena debe de servir para que estos hechos dejen de ocurrir y para que quiénes los hacen, entiendan que no pueden ni deben realizar actos de esta naturaleza. Es por ello que entiendo que las instituciones encargadas de aplicar la justicia, deben de conjugar la pena que hay que aplicar junto con las medidas para que esa persona pueda ser reconducida..., reinsertada..., y pueda servir de alguna manera de nuevo a la sociedad.
El que este hombre pierda los ojos y sea rociado con ácido, -con anestesia o sin ella- no le devolverá a esta mujer los suyos,
ni creo que con ello desaparezca su dolor y recupere la paz interior.

Es tan injusto una cosa como la otra, y sobre todo es una verguenza que haya paises en la actualidad que contemplen leyes de esta naturaleza.

Anónimo dijo...

Ciertamente, el hecho a primera vista es sorprendente. Supe de esa ley a través del Antiguo Testamento cuando estaba en el colegio. Sí, se aplicaba hace más de dos mil años y su objetivo parecía ser la justicia. Hoy día es, sin lugar a dudas, una ley bárbara que administra venganza.
Podemos situarnos desde la perspectiva de Ameneh Bahrami, intentar meternos en esa piel quemada por el ácido, en ese alma prendida de rabia, de dolor, de impotencia.
Cuando se le comenta la frase de Gandhi “ojo por ojo y el mundo se quedaría ciego”, ella dice: “de acuerdo, los dos ciegos”. Es lógico que la mayoría de nosotros no podamos comprender nunca esto. Ella dice también: “si se lo hubiera hecho a tu hija, ¿no querrías sacarle los ojos?” El periodista le pregunta si esa venganza va a mitigar su dolor. “Sí, debe pasar por el mismo sufrimiento” responde. Aunque reconoce que no lo hace por venganza sino para que sirva de ejemplo. “Si la ley del talión sirve para evitar un mal mayor, ¿por qué no dejarlo ciego?”
Ameneh, al cabo de cuatro años de los tristes y desgraciados acontecimientos quiere estar presente cuando se cumpla la sentencia. No podrá verter en los ojos de su agresor las gotas del desquite y la revancha, pero ya hay miles de voluntarios dispuestos a hacerlo por ella. Posiblemente, metidos en el corazón de esta chica podamos comprender algo. El problema principal es el de una sociedad enferma que posibilita y consiente este brutal resultado. En las personas el deseo de venganza puede aflorar en algún momento. Pero ¿es legítimo el deseo de venganza para el estado? Sin salir de Oriente Próximo. Miremos. A ver qué se ve.

Anónimo dijo...

Rocío Alamillos Álvarez.

Tenemos aquí delante un espeluznante caso, sobre todo si lo acompañamos de imágenes. Lo que yo sí puedo afirmar es que está claro que nuestra opinión no es la misma cuando leemos la noticia en un artículo o cuando nos la cuentan por primera vez y cuando posteriormente volvemos a escucharla acompañadas de imágenes. Parece que la imagen hace variar , si no drásticamente, cosa poco probable, al menos sí sensiblemente nuestra consideración sobre el tema. Teorizar sobre cuestiones morales puede resultar relativamente fácil si juzgamos únicamente desde una perspectiva esencialista. Arrojar ácido al rostro de una persona es una acción intrínsecamente mala, de modo que en ese afán de venganza sigue siendo un hecho plagado de horror. Pero si nos acercamos a la perspectiva consecuencialista, y vemos las imágenes de la desfiguración pretendida y conseguida por ese hombre, nos damos cuenta, que no le ha importado el sufrimiento, las secuenlas físicas y psíquicas de su acción moral o las intervenciones quirúrgicas necesarias en la joven mujer, es decir, el medio. Lo único que tenía valor para él eran las consecuencias, la diferencia entre el antes y el después de la acción. Justo este mismo parecer es el que quiere seguir Ameneh. Su actitud moral es un consecuencialismo puro. Lo que relamente aquí nos interesa es juzgar hacía donde posicionarnos personalmente. Nuestra respuesta no puede escapar del marco teórico, ya que aunque lo intetemos no podemos sentir la condena que le ha tocado vivir, de modo que es posible que nos inclinemos por el esencialismo y nos remitamos a esa famosa cita de Gandhi a la que ya se ha hecho referencia, como símbolo de nuestra cultura, muestras de una verdadera civilización racional frente al salvajismo oriental de este caso particular, pero ¿tan seguros estamos de que pensaríamos "ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego"? ¿y donde enmarcamos aquí el término justicia? ¿en agún tipo de pena alternativa? ¿ realmente la pena alternativa que se le aplicase sería justa? creo que más bien o se quedaría corta, o se excedería (en caso de acabar con su vida). Ante esta dificultad de aplicar una justicia tal y como idealmente esta mujer quiere llevar a cabo, yo preguntaría... ¿no son intrínsecamente malas otras penas impuestas por otros delitos cualesquiera, como robar, asesinar, torturar etc? ¿y si el gobierno encierra, aplica la cadena perpetua o la pena de muerte, acciones que no son buenas en sí mismas, ( es decir, actúa de una forma consecuencialista, para notar cambios entre el antes y el después de la acción que se esté juzgando) por qué juzgar tan duramente los aires de justa justicia -valga la redundancia- (más allá de que dos ojos valgan como uno sólo) que Ameneh quiere efectuar en su país?

Espero haber sembrado la duda, compañeros, porque a mí este caso me corroe.

Anónimo dijo...

Me gustaría hacerle una objeción al razonamiento de Rocío. Si ella me lo permite, (y si no también pero siendo un maleducado)

No veo correcto el consecuencialismo aplicado, lo que hay que valorar son los estados de las consecuencias a la acción tomada, no los estados precedentes a la acción a tomar, el estado de la mujer y su dolor actual no entran en juego salvo en la consecuencia que tiene la acción sobre ellos, es decir, después. El diferencial entre lo que había en las condiciones iniciales antes de tomar la acción y el estado final después de realizar la acción. Si ese diferencial es mayor que el diferencial de tener vista y luego no tenerla, gana la agredida, sino lo es gana el agresor. Lo que podemos discutir es la ponderación que se le da a cada una de las variables, quiero decir, que consideremos más importante, con más valor, la visión del agresor o el alivio emocional de la agredida (yo me declino por el primero)

Entonces me pregunto ¿Puede tener sentido,desde un punto de vista utilitarista, "la ley del Talión"? El cálculo utilitarista es sencillo, si ponemos en una balanza el deseo de venganza o el alivio de sentirse complacida por la pena y causar la ceguera a otra persona vemos sin dudar que la pérdida del segundo es mayor que la ganancia del primero, aplicar la pena no le devolverá la cara a la mujer. Porque aquí lo que intentamos hacer no es enmendar lo que el hombre ha hecho, que ya está hecho y no entra en el cálculo, sinó buscar el valor de las consecuencias de la acción de dejar ciego al agresor. La acción de este es aparte, lo que yo quiero pasar por el ojo ético es "la ley del Talión".

Y, ¿puede justificarse desde una deontología? Por supuesto, de hecho es lo que se está haciendo. La ley del Talión como deontología, los principios a seguir son estos, los del ojo por ojo. Aquí vemos los peligros de toda deontología y en ellos podemos preguntarnos por quién establece los preceptos, del porqué y del cómo de esos preceptos.
Por otro lado, veo que muy buena la apreciación final de Rocío. ¿Qué sentido tiene establecer unos principios condicionados como el no matarás, no robarás etc, si después el Estado o quien sea, tiene la potestad para saltárselos. Y desde el otro punto de vista. Siempre será un calculo utilitario negativo el imponer una pena porque no se conseguirá un aunmento del bienestar total. Podemos poner la objeción de que la posibilidad de que un reo reincida en el delito puede llevar el cálculo utilitario a positivo (positivo como correcto de imponer una pena y negativo como incorrecto el imponer una pena) pero esto caería en juzgarlo por algo que no ha cometido todavía y sería una medida preventiva que violaría todo derecho. Entonces ¿qué sentido tiene aplicar penas de cárcel, muerte o daño alguno? ¿No es sólo una manera de satisfacer una venganza de una manera socialmente aceptada?

Las mentes preclaras verán que me estoy refiriendo a las penas de CASTIGO y no a las penas de REINSERCIÓN, me refiero al aplicar una pena como castigo, hacerlo para reinsertar ya sería otro cantar que dejo a la audiencia resolver.

Rocío, no es que hayas sembrado la duda, la has regado y cultivado con fertilizante.

Anónimo dijo...

Por cierto, en relación a esto último hay una frase de una película que me gusta mucho (la frase y la película), que es Piratas del Caribe, en la que el comodoro le dice a Jack Sparrow después de que este salve la vida de la dama.
"Una única proeza no redime una vida de fechorías."
Y el pirata contesta:
"Pero basta para condenarlo"
Es curioso pero es cierto que a la hora de juzgar y castigar lo hacemos de manera unidireccional o mejor dicho, que valoramos de diferente forma el mal y el bien.
¡¡¡¡Que grande es el capitán Jack!!!

Anónimo dijo...

Rocío Alamillos Álvarez

Creo que Sergio hace unos comentarios muy acertados en cuanto a la cuestión del utilitarismo. Estoy de acuerdo en que desde el punto de vista del utilitarismo, la pérdida de la ceguera del nuestro hombre no puede compararse con el alivio del dolor de la agredida, no obstante, no entiendo esa contradicción que anuncias con la visión consecuencialista. Aplicamos la teoría ética en dos cuestiones relacionadas, pero independientes, es decir, por una parte está la búsqueda de consecuencias aversivas en el rostro de la mujer por parte del agresor; de ahí su acción de arrojar el ácido, una acción mal valorada éticamente incluso desde el utilitarismo, porque antes esa mujer tenía un rostro natural y después de la acción su rostro es desfigurado, luego, las pérdidas de la agredida superan el beneficio de ira y venganza del agresor al ser rechazado. Otra cosa muy distinta (aunque ya digo, relacionada) es la crítica ética que se pueda realizar a los intentos de venganza de la joven,que como muy bien explicas, en el cálculo utilitario "pierde la agredida".

Por otra parte, y como es más que evidente, las penas impuestas por el órgano estatal no pueden considerarse en parámetros deontológicos, puesto que las acciones de encerrar, quitar la vida etc son malas "per se". De este modo, este tipo de penas, (no las de reinserción sino las consideradas como castigo) inevitablemente deben analizarse según juicios consecuencialistas. No creo que haya que quedarse en la imagen de una balanza que contenga en un lado la consecuencia de un robo, una desfiguración, un asesinato o una violación y en la otra la venganza socialmente correcta de los agredidos y del conjunto social en general. Creo que deberíamos poner en esa balanaza algo más importante, y esa es la pequeña objeción que hago a tu sutil comentario, de un lado estaría la consecuencia de la acción de dicho criminal,(sea como hemos dicho, robo, violencia, violación, asesinato etc...) y en el otro la confianza de una sociedad entera para salir a la calle, mantener la dignidad de esa sociedad, ejemplarizar a nuevos criminales que estén por llegar para evitar nuesvas situaciones similares y sobre todo y creo que lo más importante, que en el grupo social exista más o menos un sentimiento de justicia, que tan vital es para poder vivir en paz entre los hombres. Creo que todo lo que se gana en el segundo lado de la balanza supera al primero.

La cuestión delicada en todo este asunto es precisamente ¿QUÉ ENTENDEMOS POR JUSTICIA?

Anónimo dijo...

Rocío Alamillos Álvarez

Me encantaría saber qué opinan nuestros erasmus! la visión de un alemán y americano sobre estas cuestiones tan delicadas seguro que son muy interesantes.
Por favor, rogaría que no fuera en alemán...

Anónimo dijo...

Dos cosas:
1º El cálculo utilitarista en el acto del malechor es independiente de la ley del Talión que es a lo que yo me refería. En este caso no hace falta calcular nada, se ve a simple vista que el acto del agresor no es "correcto". Lo que se trata es de ver si es "correcta" la acción de la justicia iraní.

2º Es decir, Rocío, ¿estás de acuerdo con lo linchamientos por justicia y no por venganza? Estos tienen las mismas consecuencias que tú mencionas, que son:

"confianza de una sociedad entera para salir a la calle, mantener la dignidad de esa sociedad, ejemplarizar a nuevos criminales que estén por llegar para evitar nuesvas situaciones similares y sobre todo y creo que lo más importante, que en el grupo social exista más o menos un sentimiento de justicia".

Anónimo dijo...

Rocío Alamillos Álvarez.

Evidentemente, no es lo mismo, ni comparable, un acto realizado por venganza y un acto realizado por justicia. Si hablamos en general, la venganza tiene, a mi juicio, un carácter más individual, mientras que la justicia se mueve principalmente en el plano social. Esa es la diferencia que hace que esta cuestión no pueda ser mirada con los mismos ojos. Las consecuencias de una venganza y las de la aplicación de una justicia jamás podrán ser las mismas. La cuestión moral toma un cambio de sentido, ya no lo podemos plantear pensando si es ético arrojar el ácido o no, sino más bien, si es ético aplicar la justicia o dejarla en un segundo plano y pensar en las consecuencias. Luego entonces, para solucionar este dilema habría que preguntarse:
¿Es justo que se le arroje ácido a este chico?