miércoles, 24 de marzo de 2010

¿QUÉ CUALIDADES LE PEDIRÍAS A UN POLÍTICO?




http://www.youtube.com/watch?v=hVHu3m-4keo


El pasado lunes 22 de marzo se celebró en la Biblioteca Central una conferencia de Vicente Verdú y Javier Gomá en la que básicamente comentaron el último libro de Gomá, "Ejemplaridad pública: la responsabilidad del ejemplo en una sociedad democrática". Gomá defiende que todos damos ejemplos, bueno o malo, y que los políticos tienen especial responsabilidad de dar buen ejemplo, de constituirse en modelos o referentes para el resto de la sociedad. Creo que el tema de la ejemplaridad y los modelos es en el fondo un tema platónico, y por ser platónico es también un tema sofista: Platón y su maestro Sócrates buscaban modelos objetivos que imitar, buenos ejemplos que dar en la vida pública, mientras que los sofistas desconfiaban en general de que esa búsqueda diera fruto e, incluso, de que fuera honesta. Los impostores, decían, están por todas partes.

Por otra parte, y a la vez, hay un libro que trata en cierto sentido sobre la ejemplaridad pública, y que lleva ya muchas semanas entre los más vendidos en España. Me refiero a "Anatomía de un instante" de Javier Cercas, algo así como una narración novelada del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Suárez o Gutierrez Mellado parecen encarnar ejemplos de integridad y valor durante la intentona de Tejero. ¿Qué virtudes, qué cualidades creéis que deberíamos exigirles a los políticos?

20 comentarios:

Bárbara dijo...

Hola, Rafael, podemos los de Filosofía participar en este otro marco o queda reservado para quienes cursan Pensamiento Ético-Político?
B.

Anónimo dijo...

¡Está abierto a todos, por supuesto! (lo pone en la 'etiqueta de la entrada')

Rafael

B. dijo...

Cierto! No había leído la etiqueta.

David dijo...

Muchas veces he pensado sobre si la educación que me dieron mis padres fue la más acertada. O por el contrario quedaron cosas por hacer...

Una cosa nunca he olvidado. El único, bueno, el principal empeño de mi padre era que fuéramos (incluyo a mis hermanos) honestos. Esta honestidad era muy simple: no mentir y no robar.

Me conformaría con que los que hoy nos gobiernan (para mí llamarlos políticos es elevarlos a una categoría que la inmensa mayoría no merece) siguieran esa simple "moral" que mi padre intentó inculcarnos.

Anónimo dijo...

¿Pedir a los politicos?Que dejen de mentir, de manipular,de pelear y comiencen a preocuparse por los que los han votado. Buscan sólo protagonismo, votos, a costa de promesas no cumplidas y el dolor de miles de personas que creen....confian...o simplemente se conforman!

MARIA DOLORES QUESADA MARTINEZ

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con vosotros. Pero eso (honestidad,no mentir,evitar la confrontación...) es lo mínimo que deberían hacer. Aparte de llegar al mínimo, ¿qué más? ¿qué cualidades positivas, excelencias, virtudes o como queramos llamarlo?

Rafael

Antonio Jesús dijo...

Pues quiero un político con sentido común, justo, inteligente,razonable, tolerante, eficiente, ingenioso competente, sabio...Por pedir que no quede pero me parece muy importante que quién gobierne lo haga porque quiera ser partícipe de la organización democrática del país y no solo dinero y poder. Pienso que la política debe ser un trabajo de vocación pues es un trabajo dirigido hacia los demás ciudadanos, tienes que sentir ese deseo de ayudar a que la cosa funcione mejor, sino no tiene sentido.

Antonio Jesús Burrueco González.

Bárbara dijo...

Quizá la preferencia de unas cualidades sobre otras se establece también en función del tiempo político a resolver. Exigiríamos cualidades y excelencias distintas en época de paz, de consenso social, de bonanza, de desarrollo, etc., o si por el contrario, nos hallamos en periodos convulsos, de tensión social, crisis económica, etc. Diferentes cualidades en un ministro del Interior según si hubiera de vérselas con un grupo terrorista activo en su territorio o no.
POr otro lado, creo también que distinguimos entre los políticos que trabajan a nivel nacional, autonómico o municipal. Son diferentes registros y por tanto, se imponene una diferente modulación de las cualidades.
En principio, y de base, un compromiso profundo con lo público y un uso responsable de ese compromiso. Y hacerse verdaderamente responsables de la gestión, de las decisiones, de los aciertos y de los errores. Detesto cuando detecto en un político la vena de escurrir el bulto. Detesto la vena facilona de la demagogia y el populismo, detesto la actitud ventajista y canalla de algunos en asuntos bien graves. En cuanto a la ejemplaridad pública...me ha parecido siempre sospechosa, en el mejor de los casos.
Pido siempre responsabilidad y valentía, audacia. Un equilibrio complicado, lo sé. Y un oído atento pero independiente.
Por otra parte, no me parece que todos los políticos hayan de tener las mismas cualidades y dispuestas de igual modo puesto que habitualmente trabajan en equipo o formando diferentes comisiones dentro de los partidos.
En fin, un análisis muy pobre y escaso pero...estamos de vacaciones y algo distraída.
B.

Rosa Colmenarejo dijo...

"El diagnóstico de lo que es injusto, de cómo debe reducirse la injusticia, depende del razonamiento público. Es necesario para comunicarnos entre nosotros, para aprender los unos de los otros y para clarificar nuestras mentes". La sociedad ideal no existe, admite Amartya Sen, Nobel de Economía en 1998, pero sí puede darse con soluciones para hacer frente a las injusticias. Así, atendiendo a la pregunta planteada, le pediría a un representante de cada uno de los partidos políticos que gobiernan esta ciudad (incluida la oposición) que leyesen el último libro de Amartya Sen y se sentasen a debatirlo con nosotr@s, alumn@s de Filosofía y Pensamiento Ético-Político... (que también tendríamos que haber leído a Sen) de moderador Rafael Cejudo Córdoba. Para saber más: http://www.elpais.com/articulo/portada/Puedo/ser/academico/agitador/elpepuculbab/20100403elpbabpor_15/Tes

Rosa Colmenarejo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rosa Colmenarejo dijo...

O sea, primera cualidad que "pediría" a una clase política "con clase":

1_Capacidad para el Razonamiento Público. Capacidad para profundizar sobre un tema acordado, capacidad para conversar y discutir sobre las diferencias, capacidad para escuchar y flexibilidad para variar el punto de vista, capacidad para articular argumentos que iluminen a quienes escuchan sin desarmarlos.
(continuará)

yolanda dijo...

Yo le pediría capacidad para discutir, para conversar, para el razonamiento, empatía, pragmatismo. Además, que dejen de "tirarse la pelota" unos a otros sin dar soluciones o al menos, buscarlas.

Anónimo dijo...

¿ Qué le pido a un político?
Le pido que me haga amar la política.
Quiero que un político me atraiga hacia los problemas de mi país, de mi ciudad, de mi planeta, y que lo haga con su discurso y su consecuente buen hacer. Quiero que me hable en términos tan elocuentes que pueda entender lo que mi voto sería capaz de hacer, y que lo haga. Quiero que se esfuerce y sude en el camino de intentar conseguir aquello que prometió. Quiero que me cuente su programa político y sus planes de acción y no sentir que mi voz, como ciudadana,poco tiene que decir ahí.
Quiero un político al que admirar.

Marta Navarro

Anónimo dijo...

Rosa, ¡interesante reto! Pero antes de que aceptaran, ¿serían capaces de leerlo? :) (¿puedes volver a poner el enlace de El Páis?)

Rafael

David dijo...

¿Cuál es el libro que tenemos que leer?

Contad conmigo. Yo pongo el sitio.

Rosa Colmenarejo dijo...

(con la venia de Rafael Cejudo) "La idea de justicia" de Amartya Sen, editorial Taurus. lo tienen en La Compañía del Libro. Comencé a leerlo el martes... clarísimo y revelador... ;)

En Babelia publicaron una entrevista y una crítica de Ramoneda al libro, el pasado sábado:

http://www.elpais.com/articulo/portada/Puedo/ser/academico/agitador/elpepuculbab/20100403elpbabpor_15/Tes

Rosa Colmenarejo dijo...

no sé por qué no acepta el enlace... podéis buscarlo en www.elpais.com, suplemento Babelia del 3 de abril, Amartya Sen: "Puedo ser un académico pero también un agitador", la entrevista es de Sandro Pozzi.
buen día!

Anónimo dijo...

David y Rosa, ¡por mí encantado! Pero, ¿concéis políticos dispuestos? (para empezar, dispuestos a leerse 450 páginas...) No digo que no los haya... Quizás le podríamos pedir a los políticos que, entre otras cosas, sean capaces de leer ensayos de 450 páginas

Rafael

Santiago dijo...

¿Le pedirías a un perro que no ladrara? El planteamiento de la pregunta es incorrecto. Los políticos (o al menos la mayoría de ellos) tienen una ingente cantidad de cualidades. Cualidades muchas de ellas que nosotros aun teniéndolas no las sabríamos explotar al nivel de ellos. Es aquí donde radica el éxito de la clase política. Una clase que no es nueva, sino vieja. Una clase que no es tonta, sino lista. Una clase que no es torpe, sino hábil. Una clase donde no entrar tú, sino ellos. La pregunta del blog (con permiso de Rafael Cejudo naturalmente) sería ¿qué principios morales les tendríamos que exigir (no pedir) a un político? El cuento de los principios morales, al igual que las cualidades ya lo saben ellos de sobra y están cansados de escucharlos. Yo no le pediría a ningún político que tenga cualidades, porque al igual que el valor al soldado, la cualidad del político ya se presume. Tampoco le pediría principios morales, porque si se los exigiera a ellos entonces tendría que empezar por mí mismo, por mis compañeros de facultad, por los propios profesores de ésta, por los ciudadanos que defraudan a hacienda, por los que aparcan de forma inadecuada, por los que hacen chuletas en los exámenes, por los que utilizan el tráfico de influencias para acceder a puestos de trabajo o aprobar oposiciones... Señores ¡ ¿de qué estamos hablando? Todos tenemos cualidades y todos sabemos lo que son los principios morales, pero ¿acaso no todos somos pecadores? Algunos me dirán que los políticos tienen que dar ejemplo, pero a esos les diré que antes de exigir hay que dar. Nuestros políticos no son nada más que el reflejo de nuestra sociedad. Una cultura de el que no roba es porque no tiene dónde, del enchufismo y del amiguismo, del hoy por ti y mañana por mí. Esto es lo que tenemos y esto es lo que hay que cambiar y para ello no sólo está la clase política, sino que tenemos que empezar desde cada uno de nosotros. Si yo tuviera que pedir algo no sería para los políticos, sino para mí, el conservar la facultad para saber cuándo alguien me quiere engañar, porque lo importante no es que te engañen o no, sino que seas consciente de ello, porque de lo contrario se reflejaría tu estupidez.

Anónimo dijo...

Muy interesantes todos estos comentarios. Sólo me gustaría añadir dos detalles: El primero es una recomendación: Hay que leer a los clásicos. Es fundamental releer a los filósofos griegos, no sólo a Platón o Aristóteles, también a Plutarco o Posidonio. Y por supuesto a los romanos, sobre todo Cicerón y Séneca.
El segundo apunte es que parece que todo esto queda muy en el aire, es decir, hablamos de las virtudes del político, de la necesidad de aunar ética, política y cultura, etc. Pero parece que esto es imposible de aplicar a la realidad o de encontrarlo. No hay ejemplos o modelos que puedan ilustrarnos, con sus luces y sombras por supuesto, en esta tarea. Con respecto a esta última reflexión me atrevo a recomendaros un clásico. Revisad la vida de algún emperador romano de origen andaluz (bueno, bético). No estoy pensando en Adriano, cuya vida fue hasta cierto punto fácil por no tener que afrontar guerras o pestes. Pensemos en Marco Aurelio, el emperador filósofo. ¿Fue coherente? ¿Aplicó la ética a la política? ¿Cuáles fueron sus virtudes? ¿Puede hoy ilustrar su ejemplo o está muy lejos en el tiempo?